viernes, 13 de julio de 2012

SER CLARISAS

¿QUÉ ES SER CLARISA?
1. Cuando Clara se plantea el sentido de su vida, lo encuentra en Jesucristo y su mensaje.
Ella observa el ambiente social que le rodea, los valores de su tiempo y ve que están muy lejos del evangelio.
Una vez que encuentra respuesta a sus interrogantes existenciales, “feliz de haber encontrado la perla, vende todo lo que tiene” (Mt. 13,44).
2. Para Clara, haberse encontrado con la persona de Jesucristo y su buena nueva, la lanza a un nuevo estilo de vida, definido por tres actitudes:
Desprenderse de todas la cosas y liberar el corazón de todo lo material.
Es desde el amor donde se entiende vivir sin nada propio. Y quizás, te preguntas ¿Acaso está mal tener posesiones?
Las cosas en si no son buenas o malas, depende del uso que le demos; la actitud que tengamos hacia aquello.
Y dirá Santa Clara: “ Cuando ponemos el corazón en algo material, perdemos el fruto de la caridad”.
Espiritualmente hablando, la hermana pobre es aquella que todo lo espera de Dios. Él es su único y su todo. (Esto es la POBREZA).
Saborear la Palabra, el mensaje de la Verdad y ser dócil a la voluntad del Padre de las misericordias. En la medida que la clarisa es receptiva a la palabra se acerca a la luz, la acoge, la medita, la asimila en la mente y en el corazón está siendo fiel a su vocación cristiana-franciscana-clariana. (Esto es la OBEDIENCIA).
Entregarse con todo el corazón y con toda el alma, con todo el afecto y con todo el ser al que del todo se entregó por nuestro amor. Uno descubre el amor que Dios nos tiene y que todos somos hermanos de un mismo Padre. Por ello la clarisa no está hecha para la exclusividad sino para la universalidad.
La hermana entrega todas sus aspiraciones humanas al servicio del Reino de Dios. (Esto es la CASTIDAD).
3. COMTEMPLACIÓN
Digamos que el eje sobre el cual se apoya nuestra vida es en la contemplación de Dios, tal como nos lo muestra Jesucristo.
Para una clarisa, contemplar es su razón de ser.
Y ¿qué es contemplar?- me preguntas.
Te lo contaré lo más sencillamente posible:
Contemplar es descubrir una Presencia detrás de algo, de alguien, de circunstancias, etc... Es como ese sexto sentido que te hace descubrirla presencia amorosa de todo un Dios que nos envuelve. Es sencillo:
La hermana clarisa es una continua buscadora de las huellas de Dios, por eso su vida cotidiana se convierte toda ella en contemplación. (Esta es su tarea principal, sabiendo que Dios es su origen y su meta; el sentido de su vida; su amor).
Para mantenernos en es dinámica de comunión con Dios estamos continuamente alimentando el espíritu.
¿CÓMO?
Buscamos encontrarnos con Él en:
La Eucaristía como centro de nuestra vida de fe.
En la liturgia de las Horas que reza toda la Iglesia.
En el tiempo dedicado a la oración personal, donde nos disponemos a escuchar cual es su voluntad.
En la lectura de la Sagrada Escritura, especialmente en las evangelios, donde la Palabra de Jesús nos interpela, nos interroga y espera una respuesta generosa.
En el silencio de todo el ser.( paz y armonía interior).
En el constante deseo de superación; de conocerle más y mejor para acercarnos cada vez más; estar dispuestas a revisar los esquemas internos y evangelizarlos. (formación).
En todo aquello que predisponga nuestro espíritu par buscar a Dios con un Corazón sincero.
La contemplación de una clarisa es Cristocéntrica( Cristo es el centro). Tiene gran devoción a María, madre en la fe y maestra de contemplación.
4. LA FRATERNIDAD.
Cuando una persona ha sentido, intuido la llamada a seguir a Cristo en el carisma franciscano-clariano lo que encuentra es una nueva familia -unida en torno a Jesús-, compartiendo la vocación y la vida misma con lazos más fuertes que los de sangre- con los lazos de la fe.
Pero ¿Cómo aprender a ser hermana?
Primero conociéndose y aceptándose una a sí misma.
Luego compartiendo todos esos valores que posibilitan vivir en familia como el respeto, el servicio, la alegría, el apoyo de iniciativas, el goza por el éxito de las demás, la confianza mutua, etc..
Cuando todas compartimos lo que somos y tenemos, estamos construyendo fraternidad. Esto supone superar los bienes individuales por el bien común; es pensar en plurar; salir uno de sí mismo.
La fraternidad se convierte es lugar de encuentro con Dios. Dice Jesús que ” en esto se conocerán que somos sus discípulos, en que nos amamos unas a otras”.
Clara defenderá por todos los medios “la santa unidad” en la vida de las hermanas. De ahí, que nosotras cuidemos el estilo de vida común ; la participación en los actos de la fraternidad (oración y trabajo). “Juntas en las alegrías, en las tristezas, en la salud y en la enfermedad”.
La fraternidad de una clarisa es universal, salta los muros del convento y llega a todos los lugares,”hermana de todos”.
5. EL SERVICIO
Jesús en la última cena dice: “quien quiera ser el mayor, hágase el menor y el servidor de todos. Y , así como yo acabo de hacer, haced también vosotros ” (Jn. 13,14-16).
Cuando vives sabiendo que todo es un don de Dios , se ensancha el corazón; se vive desde la gratuidad, la sencillez, la alegría, la pobreza, la humildad y crea un ambiente de bienaventuranza, de fiesta.
6. MISIÓN.
¿ Qué aportáis vosotras a la sociedad, en la Iglesia y en el mundo? Y ¿qué sentido tiene estar dentro de un monasterio cuando hay tantas necesidades fuera?
La hermana clarisa se hace evangelio viviente dedicando su tiempo, su vida al Amor; Siendo hermana para sus hermanas; brindándose ayuda y apoyo mutuos como personas pacifica, alegres y sencillas de corazón.
Y ahora si quieres entender mira desde otra perspectiva, desde la fe:
Precisamente nuestra no eficacia o no productividad, nuestra modo de ser crea una misteriosa fuente de fecundidad apostólica para todos : Irradiamos lo que vosotras llamáis “energía positiva” pero ahora ven tú a mi idioma:
Es – ni más ni menos- que vivir desde el amor, crear amor y dar amor. Y ese amor no conoce fronteras ¿ lo entiendes?
Pero no caminamos en solitario. Nos sentimos complementadas (en nuestra tarea) por nuestros hermanos menores (franciscanos) y nuestros hermanos seglares(o.f.s) en la tarea de la predicación y anuncio del Evangelio.

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